Fue ver su cara mientras lo decía. Esa sensación de escuchar palabras  indebidas de la persona menos adecuada. Caes en un abismo en espiral sin  parar a alta velocidad, en palabras de físicos, caída libre, donde la  fuerza de gravedad y el peso corporal cooperan favorablemente a sentir  cada vez más fuerte el viento moviendo tu cara y tu pelo en dirección a  la destrucción sobre es asfalto. Pensé que no podría levantarme, que me  desarmaría en mil y un trocitos, sin poder unirlos ni con el mejor  pegamento. Fue ver sus ojos, sentir esa vibración que emanaba su mirada y  oír esa voz con tintes de llanto, de depresión, de vergüenza por  decepcionarme de una manera insólita. Nadie nos enseña a ser personas ni  a cumplir a cabalidad nuestros roles asignados socialmente. No sé cómo  mi madre puede ser madre si nunca leyó un manual, ni mi hermanq mi  hermanq. Y de eso se trata todo, de ensayo y error, de provocar un caos y  luego llegar con una escoba a limpiar los escombros para volver a  construir.

 
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